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Almas Gemelas


“Querida Joanne,

He pasado la noche en vela meditando qué escribirte: no es fácil escoger palabras cuando no sé si comprenderás su significado. Desconozco cuánto tardará la carta en ser leída, o aún peor interpretada, sin embargo me animo a enviártela para no pasar otra eternidad desapercibida. Te imagino sentada en el marco de una ventana con la Torre Eiffel como paisaje mientras lees. Lo hago de este modo ya que así es como te retrataría un pintor en el actual siglo. Te imagino, por muy contraria a mi apariencia actual, alta, de cabello rubio y ojos azules. ¡No te rías! Si he errado en algo he de disculparme, pero no puedo imaginarte de otra forma que no sea la imagen más cercana a los ángeles; incluso aquí no hay ángeles negros.

Te escribo, pues, porque te extraño. Han transcurrido 26 años y no te he visto. Me da temor que pasen más y nunca aparezcas; y en un momento de desesperación, gasté mi deseo en buscarte, por eso estás leyendo estas palabras. Si paso otra vida sin verte terminaré por no entender los designios del destino. ¿Cómo puedo considerar la idea de mi existencia sin tu presencia? Tal desfachatez es un camino cruel, que el solo imaginarlo duele.

Me encuentro en excelentes condiciones. Tuve que pedir a alguien que tradujera estas letras, pero es fácil encontrar quién hable tu idioma aquí. Desde pequeño me esforcé mucho en aprender porque el mundo lentamente me preparaba para esta carta. Hoy soy uno de los más letrados en todas las aldeas. Incluso me animé a conocer tu lenguaje, pero el fonema de la letra “r” sigue causándome problemas. Ah, hasta sé qué significa un fonema.

¿Y de ti? Incertidumbre.

¿Cuánto tiempo más debo esperarte?

Con cariño,

Hoy soy Ismat."

Carta de vuelta al remitente: la persona de la dirección se ha mudado a África hace tres días.

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