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Tres de la mañana

Me gustan las tres de la mañana porque parece que todos duermen, menos yo y ese recuerdo tuyo en mi cabeza. Si me asomo a la ventana no veo nada de lo que quiero ver: a dos enamorados paseando por el callejón tomados de la mano sin rumbo alguno. A veces me gusta imaginar, cuando cierro los ojos, que me susurras al oído, en ese lugar que te había prohibido, y me cantas una canción sobre las casualidades. Si nosotros fuéramos una casualidad,no te extrañaría tanto luego de que una ola azul y fría te arrebata cada noche de mi lado, tantas personas en la misma calamidad y únicamente a ti me interesa rescatar; observo como te impulsa la corriente y no me queda nada más que la promesa de verte mañana, pero no le temo al no vernos nunca más.

Honey Eye By Alexandra Donaldson

La añoranza toma forma en cada súplica espontánea que surge de mis labios, “vámonos a vivir juntos”, lejos de todo, donde no hay tres de la mañana sin ti. Me causa gracia tu desconfianza, pero comprendo que hombros tan débiles no pueden cargar a dos. Conozco tu cuerpo, cada centímetro, pero luego de la despedida lo olvido todo y no me queda otra alternativa que volverte a explorar. Me molesta pensar que te quiero solo para mí cuando el mundo entero merece conocerte, disfrutarte y amarte, porque eres tan especial que me siento insuficiente para ti.

No me imagino cómo sería verte llorar, observar como la miel de tus ojos se riega por las mejillas y van a parar a mis labios, dulces, tienen que ser dulces, porque a mi lado nada más llorarás si es de felicidad. Como el chocolate de la segunda cita, el café diario o la sonrisa en tu rostro al final de la fila, dulces como las notas secretas que sigues sin descubrir y que cada tres de la mañana te escribí.

Eres un pensamiento constante, extratemporal, Mtt.

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