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Tejiendo cuerdas hasta el Monte Calvo

Por allá en 1950 inició un conflicto del que seguramente muchos fuimos ajenos o del que desconocemos, pues ocurrió en un lugar a 14.844 kilómetros de Colombia, y por ello quizá consideramos que no nos concierne. Estoy haciendo referencia a la Guerra de Corea, en donde Colombia participó con una unidad naval y un batallón de infantería, acontecimiento que seguramente muchos no recuerdan a excepción de las familias de todos aquellos soldados que participaron y que seguramente ya han fallecido o lo hicieron en aquel conflicto. En los últimos años en nuestro país se ha desarrollado un tipo de teatro muy fuerte que se caracteriza por contener mensajes críticos y representaciones de la violencia o situaciones sociales del país y Latinoamérica. Tal suceso no pasó desprevenido y Jairo Aníbal Niño lo usa para contar una historia que se teje con paciencia hasta la cima del Monte Calvo, en Corea del sur.

Los primeros pasos del boyacense Jairo Aníbal Niño (1941-2010) estuvieron vinculados a la pintura, luego se dedicó como escritor, actor y director en el Taller de Dramaturgia del Teatro Libre, que contribuyó a intentar solucionar el problema de la dramaturgia colombiana altamente vinculada con las copias al extranjero. Allí Niño sobresalió como dramaturgo, pero desde antes, en 1966 cuando dirigía el grupo de teatro de la Universidad Nacional de Medellín, puso en escena el Monte Calvo, una obra que le brindó reconocimiento a nivel nacional e internacional.

Monte Calvo es la historia de dos personajes, Canuto, un expayaso, y Sebastián, un soldado que participó de la Guerra de Corea, los dos comparten una vida como limosneros. Ambos están esperando a un coronel quien es probable les puede ayudar para comer algo ese día, mientras tanto dialogan sobre su pasado contrastándolo con su vida actual hasta la tan esperada asistencia del coronel que dará un rumbo diferente a la historia. En la obra de Niño prima el lenguaje apelativo, es decir, el diálogo que mantienen los personajes, que guiados por aspectos u objetos dramáticos no permiten que la obra se caiga o suene monótona a pesar de su carencia de acciones. Niño también incluye en Monte Calvo lo que Patricia Gonzáles en su texto Jairo Anibal Niño: un dramaturgo Colombiano(1982), incluido en el volumen 15 de la revista de la Universidad de Kansas Latin american theatre review, denomina como “elemento de fantasía que crea una situación dramática que conduce a situaciones alucinantes y surreales” (pp. 43) como sucede en el monólogo de Canuto.

Descubrí que Monte Calvo funciona como una serie de cuerdas que se van tejiendo para escalar una montaña, llega el momento en el que uno

de los nudos se desamarra y todo el contenido se desarrolla rápido hasta la finalización de la obra. Hay principalmente tres cuerdas más gruesas, está la de Sebastián que es la que introduce el contexto de la guerra de Corea, la de Canuto que muestra un reflejo del contexto social nacional y el del Coronel que parece amarrar ambos. ¿Pero qué está pasando realmente en la historia? Hay una pequeña historia tejiéndose por debajo, no se trata solo dos personajes que buscan una forma de solucionar su hambre a como dé lugar, incluso si incluye soportar a un coronel loco, la obra de Niño es para mí una alegoría a cualquier guerra, sobre todo las de un país tan violento como el nuestro, donde quienes más sufren son los de abajo, los ajenos al conflicto o quienes defienden ideales abstractos como la patria.

Es una obra que recomiendo ya que su contenido los sorprenderá y amarrará desde el principio, contiene humor con los diálogos de Canuto, comentarios críticos a nuestra sociedad y una carga dramática fuerte. No se arrepentirán de leerla.

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