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Los personajes de Joyce


En 1922, James Joyce publica su novela cumbre, Ulysses, luego de sufrir una odisea buscando un editor que la aceptara; y que encontró en Sylvia Beach y su editorial Shakespeare and Company. La premisa es sencilla: narrar el día de tres individuos un jueves 16 de junio de 1904. Sin embargo, si descubrimos que en esa fecha no le ocurre nada extraordinario a ninguno; y que, además, la novela se extiende en seiscientas páginas; podremos llegar a pensar que la tarea es peligrosa, excesiva y hasta fracasada. Y entonces nos nace la pregunta: ¿qué intentaba Joyce al escribir Ulysses?

La literatura en sus comienzos, cuando todavía era mito y no se había desligado de la música, como señala Lévi-Satruss que lo estuvo, buscaba narrar los acontecimientos de seres extraordinarios. A esta búsqueda se le conoce como épica, y podemos encontrarla en la mayoría de las culturas iletradas. El protagonista de esta forma es normalmente una persona quien se desempeña en la guerra o en grandes aventuras con gran valor, venciendo obstáculos que la mayoría se resiste si quiera a enfrentar. Tenemos ejemplos como Eneas, Aquiles u Odiseo. Por otro lado, en la novela de Joyce, tenemos personajes que no están haciendo las grandes hazañas. Al punto de que muchas personas aseguran que Leopold, Stephen y Molly son parodias de Ulises, Telémaco y Penélope. Sin embargo, esta lectura puede limitar el significado de cada uno de los personajes y la intención con que Joyce los engendró.

La mímesis, retratar la realidad tal y como es, también es otra de las grandes búsquedas de la literatura. No resulta novedoso entonces que los personajes de Ulysses sean personas del común, pues es un trabajo hecho en El lazarillo de Tormes; en La comedia humana, de Balzac; o en los cuentos de Chéjov. Sin embargo, los sujetos de estos ejemplos están en función de una historia. Lo que resulta novedoso en Joyce, es que sus seres aparecen desprovistos de trama. A los primeros casos podríamos definirlos como antihéroes, pues tienen una lógica o unos valores contrarios a los del héroe de la épica; y son estas características las que les define un destino. Pero ¿cómo podríamos definir a los personajes de Joyce, que carecen de devenir?

Aun cuando la pregunta quede sin respuesta, es preciso señalar que es gracias a la creación de estos individuos ficticios que luego aparecerá en Francia un movimiento como el Nouveau Roman, que buscaba la abolición de toda trama, o personajes como Meursault, de El extranjero de Camus, quien ya ni siquiera tiene una forma de actitud heroica o cobarde, sino que resiste a actuar y a sentir.

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