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Leer o no leer

—No lo leas, es muy malo. —No lo leas, le falta calidad. —No lo leas, es una historia cursi. —No lo leas, su autor es un best seller. —No lo leas, imita a otro. —No lo leas, el autor no sabe de lo que escribe—…Una y otra vez me he encontrado con este tipo de frases que buscan censurar el acto de leer por gusto. Yo me pregunto: ¿Cuándo se perdió el carácter lúdico de la lectura? ¿Cuándo la importancia de la lectura está dada sólo por la dificultad de la misma?

Es verdad, leer debe de ser un acto que nos signifique un beneficio, pero hacerlo ya trae consigo una buena cantidad: mejora la memoria, aumenta el vocabulario, reduce el estrés, normaliza los patrones de sueño, entre otros. Si a este acto se le suma el aprendizaje, nos encontraremos frente a una lectura enriquecedora. Aprender no debe de ser lo único que brinde el calificativo de bueno o malo al acto de leer.

Como participante de un club de lectura, me he enfrentado a situaciones en donde el carácter académico trata de ser impuesto sobre el gusto o la iniciativa de leer. Es triste oír cómo califican a diferentes autores de comerciales, de no saber, de escribir basura, de compararlos con autores de clásicos, de no leas a este pero si a este; creo que esos calificativos deben de ser puestos en su momento por quien está leyendo, no por otros lectores, ya que cada persona interpreta y vive de manera única su proceso de lectura. No todos somos personas letradas o relacionadas con la literatura con todos sus tecnicismos, no todos quieren leer poniendo las letras bajo un lente académico; muchos queremos leer para identificarnos con la historia, con los personajes, leemos para conocer nuevos mundos, para apasionarnos y sentir con cada giro que da la trama, leemos para encontrar autores favoritos, sagas predilectas, leemos para construir nuestra propia subjetividad.

Es hora de leer por gusto, por entretenernos, de seguir una historia porque nos gustó un personaje o porque no nos exige un esfuerzo muy grande leerla. Es seguro que con el tiempo, sobre todo si se lee desde la infancia, nuestro criterio literario crezca y por iniciativa propia empecemos a buscar lecturas más avanzadas.

Por eso los invito a leer porque nos gusta, a hacer de los libros esos amigos que nos cuentan historias y no unos aburridos textos impuestos por alguien más. También los invito a evitar la censura de un libro por su autor, tema, portada o título. Si no nos gustó guardemos ese comentario negativo y dejemos que los demás lean y se hagan sus propias impresiones.


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