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Salir del armario


XI Marcha de la diversidad sexual y de género Cali-Colombia. Fotografía: Steven Enciso

Aprovechando que estamos en el mes del orgullo gay, una fecha en donde se celebra la diversidad y se pelea por la reivindicación de derechos que se le han negado a personas al ser diferentes, aparece una idea abstracta que se ha popularizado incluso entre personas que no tienen que ver nada con la comunidad LGBTI (Lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, intersexuales) como lo es “salir del clóset”. Dicha expresión funciona como analogía de algo que se escondió, a la vez ilustra la sensación de encierro y oscuridad de esas personas que debían disimular o esconder su orientación para no ser descubiertos y estigmatizados; y que revela un aspecto de su vida que hasta ese día tenían escondido.


La palabra proviene de la expresión inglesa to have a skeleton in the closet que traduce como “tener un esqueleto en el clóset” y hace referencia a mantener algo escondido que te avergüenza y no quieres hacer público. Los anglosajones lo adaptaron como Coming out of the closet que hasta nuestros días se ha reducido nada más a Coming out y en nuestro idioma salir del armario. Quizá pueda parecer un poco ridículo pero varios expertos le han dedicado una buena cantidad de tiempo para intentar indagar sobre este tema y su incidencia, Marilyn Elias(2007) en su artículo “Gay teens coming out earlier to peers and family” hace incluso un recorrido histórico rastreando la cantidad de salidas del armario, los diferentes métodos y las consecuencias de esto concluyendo que en lo más cercano a nuestras fechas son los adolescentes los que toman la iniciativa.


En los países donde la homosexualidad está penalizada por la ley, el hecho de salir del armario puede constituir una prueba incriminatoria. Pero, incluso en los países donde el grado de reconocimiento legal y de aceptación social de la homosexualidad es elevado, salir del armario puede significar exponerse al rechazo en un ámbito más cercano como su familia, amigos, lugar de trabajo, escuela… Así es como obtenemos una expresión que se popularizó y extendió con rapidez gracias a las redes sociales y el uso en el lenguaje común, pero aunque está fuertemente ligado con la identidad o inclinación sexual de las personas en realidad hay muchos clósets de los cuales requerimos salir a pesar de lo mucho que nos avergüencen, no necesariamente tienen que ver con nuestra preferencia sexual.

XI Marcha de la diversidad sexual y de género Cali-Colombia. Foto: José Vazul

Fotografía: José Vazul

Muchas mujeres tienen que guardarse algunos secretos graves que no pueden contar por diferentes circunstancias o posibles discriminaciones, incluso el mismo hecho de ser mujer les acarreó por un tiempo y actualmente bastantes problemas. Por ejemplo quedar embarazada a los 18 años o antes, el embarazo ha sido motivo de felicidad para muchas pero también un dolor de cabeza para otras, para su familia y su entorno; quizá eres madre soltera y ahora se te dificulta conseguir pareja otra vez, colocas en los perfiles de citas información incorrecta y apenas les comentas de tu bebé tienes que enfrentar la cara de asombro de tu posible nueva pareja y al siguiente día encontrarte con un mensaje de despedida. Para las mujeres embarazadas o madres solteras también es difícil enfrentar el mundo laboral, algunas tienen que sacrificar la relación con sus hijos, estudios, familias con tal de su bienestar convirtiéndose en un motivo de vergüenza y un clóset en el que se enclaustran del que quién sabe cuándo saldrán, tienen miedo a ser estigmatizadas.


Otras personas también se apenan porque nacieron en un entorno humilde y cuando avanzan en la escala social les cuesta reconocer eso ante sus nuevos círculos de amistades llegando a pretender ser alguien que no son con un pasado inventado, en otras circunstantes tener incluso un tatuaje se vuelve un armario en el cual encerrarnos ¿qué pasa si no me dan trabajo cuando se enteren?, las discapacidades o limitaciones físicas, manchas en la piel, etnia, deformaciones o características fuera del ideal de belleza también llegan a golpearte con fuerza hasta meterte al fondo del armario. Incluso si te gusta vestir de formas no convencionales, no te sientes a gusto con ciertas prácticas religiosas, no te gusta el deporte de moda o no estas de acuerdo con algo, saliste de casa a temprana edad, no toleras a tu jefe, abortaste, fuiste drogadicto, estuviste en la cárcel, ya no quieres seguir haciendo algo impuesto, no soportas lo que estás estudiando, quieres hacer arte, pasarte de ideología política o filosofía de vida, te apasiona la lucha ambientalista, otro tipo de música o cultura...


Lo peor de todo es que aquellos clósets son acumulables, una sola persona puede estar oculto tras varios de ellos cada vez en más oscuridad e infelicidad mientras todos a su alrededor piensan que está bien. Así que esto no es nada más de la población LGBTI, lo que sí se les puede reconocer es que ellos lo han popularizado demostrando que salir del clóset sí se puede aunque requiere de mucha valentía y predisposición a aceptar las consecuencias cueste lo que cueste, sabiendo cómo lidiarán con ellas para seguir adelante. Cuando alguien deja atrás uno de sus clósets es nuestro deber ayudarlo y apoyarlo no darle la espalda y seguir con nuestra vida como si nada ya que si alguien ha tomado la iniciativa de contarte la verdad es porque le importas o necesita un consejo de tu parte. Así nacen estas celebraciones como la pasada Marcha de la diversidad sexual y de género o dentro de ocho días el PRIDE en todo el mundo y en nuestra ciudad donde esta comunidad celebra con orgullo y felicidad sus golpes y triunfos, todos podemos celebrar el mes del orgullo gay pensando en qué clósets debemos dejar atrás.

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